¿Por qué hacer proyectos con tecnología?
En muchas ocasiones me han preguntado por qué: ¿por qué te interesa la tecnología educativa? ¿Por qué ponés tanto entusiasmo en el desarrollo de proyectos pedagógicos con tecnología?Cada vez que algún colega me pregunta por qué, pienso en tres razones que me resultan profesionalmente significativas, tres motivos que me hacen sentir un interés especial en estos temas, tres respuestas vinculadas con aspectos centrales de nuestra tarea cotidiana de educar.
¿Por qué pensar en la construcción de proyectos pedagógicos con nuevas tecnologías?
1. Porque como educadores necesitamos adentrarnos en el desafío que las nuevas tecnologías generan hoy en los procesos de construcción del conocimiento.
La explosión de la Web, a comienzos de la década del 90, puso de manifiesto la enorme transformación que las nuevas tecnologías generan en los modos de acceder a la información y trabajar con ella en la construcción del conocimiento. La red de redes - Internet -, poderosas bases de datos, publicaciones electrónicas, enciclopedias multimedia, son algunas de las fuentes que hoy utilizan alumnos de todas las edades para la elaboración de sus trabajos. Pero no sólo las fuentes de información se ven transformadas. También las herramientas que utilizamos para interactuar con ellas son nuevas. Diversas aplicaciones informáticas (procesadores de texto, reproductores y editores de sonido, planillas de cálculo, editores de imágenes, etc.) nos permiten hoy manipular textos electrónicos, documentos de imágenes y sonidos, generando productos de nuevo tipo. También, y de manera muy poderosa, las nuevas tecnologías transforman el escenario y los modos en los que las comunidades académicas, científicas y profesionales trabajan. Es conocido el caso de la medicina y su transformación a la luz de las nuevas tecnologías de diagnóstico por imagen. Simulaciones y poderosos procesadores de datos permiten la realización de tareas científicas, imposibles de ser llevadas a cabo sin estas herramientas. Encontramos ejemplos de esto en áreas como la genética y la física cuántica. En las humanidades y las ciencias sociales, la publicación y la comunicación electrónica han acelerado de manera sustantiva la producción, difusión y discusión de los trabajos de investigación. En síntesis, los procesos de construcción, circulación y legitimación del conocimiento se ven fuertemente entrelazados con los procesos de construcción, circulación y legitimación de las nuevas tecnologías en diversos ámbitos sociales, académicos y profesionales. Por supuesto, con las transformaciones vienen los desafíos. ¿Qué aprenden nuestros alumnos cuando utilizan estas nuevas fuentes de información y qué necesitan aprender? ¿De qué manera construimos con ellos criterios para la validación de la información y criterios para la construcción de nuevos textos que incorporan una interesante diversidad de modos de expresión y representación? ¿Cómo podemos potenciar las nuevas herramientas de comunicación para acercar a nuestros alumnos a las comunidades académicas, científicas y profesionales que activamente producen y discuten conocimiento a través de Internet? Es indudable que se abren numerosos interrogantes a partir de estas nuevas tecnologías y su relación con los procesos del conocer. Pero es precisamente la existencia de esa relación, es decir la relación nuevas tecnologías-conocimiento, lo que nos compele a ocuparnos de estos interrogantes como educadores de cara al futuro.
2. Porque como educadores resulta imprescindible comprender los múltiples modos en los que las nuevas generaciones se comunican, se expresan y se acercan a conocer el mundo.
Nuestros alumnos están creciendo en una nueva ecología comunicativa. Para ellos los teléfonos celulares, la computadora, las consolas de videojuegos, la televisión por cable, los reproductores de MP3, Internet, las cámaras fotográficas digitales, etc., son parte inherente a los modos en los que la gente se comunica e interactúa. Reconociendo diferencias socioeconómicas que impactan en el acceso y uso, los niños y jóvenes de hoy viven en un mundo comunicacional sustantiva y cualitativamente diferente al que nosotros conocimos en nuestra infancia. Sus tiempos para conversar, para leer, para escribir, para pensar, se ven fuertemente atravesados por sus experiencias en esta nueva ecología comunicativa. El ocio y el entretenimiento, como sabemos, también se encuentran transformados por las nuevas tecnologías. Esta generación es la que hoy encontramos en nuestras aulas. Una generación que lee textos complejos en términos de sus diferentes modos de representación, una generación que simultáneamente envía mensajes de texto, chatea y conversa cara a cara con otra persona, una generación acostumbrada al ensayo y error a través de los videojuegos. ¿Cuáles de estas experiencias entran en la escuela y cómo lo hacen? ¿Qué saberes propios de esta generación se entrecruzan, complementan o contradicen con los saberes escolares? ¿Cómo interpretamos los procesos de construcción de conocimiento de nuestros alumnos en relación con sus experiencias comunicativas fuera de la escuela? Animarnos a pensar proyectos con tecnología para el aula nos invita seriamente a pensar en estos y otros interrogantes, a conocer y reconocer a esta nueva generación y sus modos de expresión y comunicación.
3. Porque como educadores podemos apropiarnos de estas tecnologías como herramientas para la imaginación pedagógica.
Los cambios generan incertidumbre, pero también oportunidades. Las transformaciones y los interrogantes planteados hasta el momento no son sino oportunidades para animarnos a imaginar nuevos escenarios educativos. En general nuestras experiencias con las nuevas tecnología suelen ser de consumo y uso: a través de ella resolvemos tareas, ahorramos tiempo, compramos cosas, realizamos trámites, consultamos información, etc. Sin embargo, cuando de proyectos pedagógicos se trata, podemos pensar en las nuevas tecnologías, apropiándonos de ellas como herramienta para imaginar nuevos entornos de trabajo, nuevas actividades de aprendizaje, nuevas propuestas de enseñanza. En síntesis, como educadores es posible vincularnos con las nuevas tecnologías de manera que las mismas nos permitan reflexionar acerca de lo que hacemos, cómo lo hacemos y cómo podemos hacerlo. Podemos apropiarnos de la tecnología para crear proyectos que se acerquen a la educación que deseamos construir en nuestras aulas. Pero aclaremos: no es "la tecnología" la que nos permite producir estos cambios, sino nuestra decisión de imaginar con y a través de ella. El motor de la imaginación pedagógica a través de las nuevas tecnologías reside en nuestro compromiso de producir proyectos pedagógicos de fuerte sentido educativo en esta nueva ecología epistemológica y comunicativa en la que hoy nos toca enseñar.
Son estas, entonces, las tres razones por la cuales me interesa, me entusiasma y me apasiona pensar en el complejo entramado educación-nuevas tecnologías. Y digo complejo entramado porque reconozco que no es fácil la tarea que nos espera. Sé, sabemos, que iniciar proyectos genera nuevos y más desafíos. Sabemos que hay dimensiones contextuales, institucionales, políticas, sociales, etc. que muchas veces nos ponen obstáculos y dificultan el camino. Pero también sabemos que vale la pena el intento y el esfuerzo. Numerosos docentes dan testimonio de ello. Encarar proyectos de innovación en relación con la propia práctica nunca es fácil, pero es sin duda parte del compromiso profesional que asumimos cuando decidimos dedicarnos a la enseñanza. En síntesis, desarrollar proyectos con nuevas tecnologías es, desde nuestra perspectiva, una oportunidad: oportunidad para imaginar, para reflexionar, para innovar reconociendo los contextos singulares en los que estas experiencias se llevan a cabo. Es también, y no menos importante, una oportunidad para encontrarnos, para conocer otros colegas y compartir experiencias. Lila Pinto.
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